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El otro día me sacaron una foto junto al BasQ, el nuevo ordenador cuántico de Donostia.
O eso dicen, porque en la foto no se veía el ordenador. Casi ningún cable. Casi ningún reflejo metálico.
Solo se me veía a mí.
Hasta aquí la anécdota.
Ahora, cambio de tercio.
Soy un yonqui de la innovación pero a la vez una persona bastante incrédula. Vamos, una contradicción andante.
Siempre me hago preguntas para intentar desatar nudos.
Pues bien, después del subidón de estar al lado de la computadora cuántica, me vinieron las dudas.
Oye, ¿y si lo mismo todo este evento tiene mucho de bombo y platillo pero no hay trasfondo?
Pero, ¿y si sí?
Veamos, Unai, date cuenta de que las personas venimos de un mundo pensado bidimensionalmente. Es decir, medimos todo el mundo que nos rodea en el eje de ordenadas y coordenadas.
Hasta hemos construido supercomputadoras bidimensionales de ceros y unos.
Y sigo con mi pensamiento.
Unai, con esta visión tan limitada del espacio-tiempo hemos hecho grandísimas cosas.
Para ejemplo la IA que tú mismo llevas aplicando desde hace casi 3 lustros.
Unai, recuerda que un bit clásico solo puede ser o un 0 o un 1, pero un Qbit (el bit cuántico) puede estar en 0, 1 o en ambos a la vez.
Entonces me entra ese pensamiento de hooligan innovador que luego se templa...
Unai, no olvides que son computadoras inestables aún y que algunos que saben un rato sobre este tema dicen que la superioridad de estas computadoras terminará evaporándose.
Ya, pero otros, que también saben un rato, dicen que llegará.
Contradicción andante.
¿Y si sí?
Unai